El ser humano es social por naturaleza. Pero la sociabilidad no sólo nace, sino que se educa. Nosotros en casa estamos trabajando este aspecto con Tino y con Tina. Cada uno con su edad, pero tan faltos de ayuda y de que alguien les marque el camino sin agobiarlos…
Realmente, todos vosotros, ellos y nosotros nos pasamos la vida aprendiendo a relacionarnos y a rodearnos de personas que nos aporten sentido, alegría y sentimiento de unidad y pertenencia. Para el bienestar es imprescindible la socialización. Necesitamos AMIGOS.
Amigos, ¡que palabra tan grande! Se tarda años en descubrir todo lo que esta palabra abarca. “Quien tiene un amigo, tiene un tesoro”, ¡qué gran verdad! Y es parte de nuestra labor como papis el enseñar a los más pequeños a sociabilizarse y a generar contactos de calidad, frente a otros más perjudiciales.
Una cosa es evidente: los niños necesitan tener amigos. Actualmente, las personas nos relacionamos con otras personas con nuestras mismas características y misma edad. De este modo, por las mañanas los papis nos vamos a trabajar con otros adultos y los peques al cole con otros niños. Y el cole es, sin duda, la mayor fuente de contactos y amigos de un niño en su infancia…. ¿El mayor problema de esto? que no podemos ver ni controlar con quién se relaciona...
Ayudar a los niños a hacer amiguitos no es tarea fácil. Y más difícil es si cabe que hagan amiguitos de las características que a nosotros nos gusten y que vayan a hacerles crecer como personas. Es un grave error el decirle a un niño: “no me gusta tu amigo Juanito, te prohibo que te juntes con él”. Esto la mayoría de las veces causará el efecto contrario.
Los buenos amigos, esos que duran por siempre jamás son aquellos que te ayudan en las buenas y en las malas, aquellos que te hacen sacar lo mejor de ti mismo. Nosotros debemos hacer entender esto a los niños. No es más amigo el que más llama la atención de clase o el que siempre se mete en líos. Es más amigo el que te demuestra que le importas.
¿Cómo ayudar a los niños a entender la “amistad”?
- Educar es la base para todo lo que viene después. Debemos explicar a nuestros hijos qué deben esperar de un buen amigo, qué es la amistad y el valor de ésta. Tanto para que elijan bien como para que ellos mismos sean unos buenos amigos.
- Que vosotros seáis buenos amigos es el mayor ejemplo. Además de explicarles a los niños el comportamiento habitual de un buen amigo, convertirse en un referente para ellos ayudará a que entiendan el “desinterés” de la amistad. Así, si vosotros mantenéis relaciones sanas con otras personas es más sencillo que los niños también las mantengan por imitación.
- Favorecer la amistad. Cuantos más entornos y contactos tengan los niños, más fácil será que encuentren personas afines a ellos. No es vital que sean niños de misma edad, ¡la amistad no entiende de edades!
- Explicar lo perjudicial de las malas influencias. No consiste en asustar a los niños, pero sí en advertirles y mantener un diálogo fluido en un entorno favorable a la comunicación que les haga diferenciar un amigo de alguien que puede perjudicarles a corto, medio y largo plazo. Deben saber qué es el acoso escolar, cómo detectarlo, cómo actuar…
- Entender que no siempre sus amigos os caerán bien, y no por ello son malos amigos para ellos. Se dará el caso en el que alguno de los amigos de nuestros hijos no nos van a caer bien. Eso no los convierte en malas personas o malas influencias. Son elecciones de los niños que debemos respetar como padres. Mientras no percibamos comportamientos nocivos o violentos, lo mejor será que respetemos y apoyemos sus decisiones.